Si bien en verano, con los largos baños de sol, nuestra piel corre peligro de quemarse y debemos poner especial atención en su cuidado para mantener su salud, la llegada del otoño y el invierno no significa que podamos bajar la guardia. En esta época, nuestro cuerpo pude puede deshidratarse (1) debido a que el frío disminuye la humedad relativa del aire y esto seca considerablemente la piel.
Uno de los peligros que corremos es tener xerosis, término médico para la resequedad de la piel. Se presenta cuando este órgano de nuestro cuerpo pierde mucha agua y aceite. Esto es más común de lo que piensas y puede afectar a cualquier persona de cualquier edad.
¿Tengo resequedad?
Algunos de los síntomas de la xerosis (1)(2)(3) son piel enrojecida o morada, escamosa, agrietada y áspera; así como prurito –picazón–, la presencia de urticaria por frío e incluso puede haber un ligero sangrado entre los pliegues de la piel que recubre las articulaciones.
Los brazos y las piernas son las zonas del cuerpo más comunes donde se presenta, pero también nuestro rostro e incluso labios pueden padecerla. De ahí la importancia de una buena rutina de cuidado facial.
Debes saber que algunos estudios consideran que las mujeres son más vulnerables que los hombres y que la piel blanca es más sensible que la morena (4).
Además, entre las personas más susceptibles a la resequedad se encuentran los bebés y niños, los adultos de la tercera edad y quienes padecen enfermedades como diabetes, insuficiencia renal crónica, hipotiroidismo o problemas circulatorios (1).
¿Cómo me cuido?
Pero, ¡calma! Muchos de los efectos que el frío del otoño e invierno tiene en nuestra piel pueden prevenirse. Para ello, puedes seguir estas 10 recomendaciones (4)(5):
- Si puedes, utiliza protector solar diario, no importa que el día esté nublado.
- Toma entre dos y tres litros de agua diariamente, o la dosis que tu médico indique.
- Come frutas y verduras, sobre todo verdes y rojas; consume alimentos con zinc y hierro, además, reduce la ingesta de grasas malas y cámbialas por aceites vegetales, pescado, mariscos o nueces.
- Lava tus manos y báñate con agua fría o tibia, no uses agua caliente, pues puede eliminar la capa de grasa de la piel.
- Aunado a ello, toma baños menos de 10 minutos; no uses jabón con fragancias y no lo talles contra tu piel; tampoco te seques muy fuerte, hazlo con suavidad para que tu piel no pierda más aceites.
- Aplica humectantes sin alcohol dos veces al día, especialmente después del baño; las cremas o lociones con urea y ácido láctico son una buena opción. También puedes aplicar aceite mineral o de bebé en tu piel, esto hazlo mientras tu piel sigue húmeda.
- No uses perfume, agua de colonia o lociones de afeitar con alcohol después de tu ducha.
- Evita los cambios bruscos de temperatura y protege tu piel del viento y el frío, puedes usar guantes, bufandas y/o sombreros.
- Usa prendas de fibras naturales o algodón, y evita las telas sintéticas que no permiten una adecuada ventilación de la piel.
- Puedes usar mascarillas naturales y hechas en casa que ayuden a la hidratación de tu piel.
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FUENTES DE REFERENCIA
- Xerosis, afectación en la piel por el frío. En Insituto Mexicano Seguro Social.
- Xerosis. En U.S. National Library of Medicine.
- Piel seca. En American Cancer Society.
- Cuidados de la piel en época invernal. En Fundación Mexicana para la Dermatología.
- Recomendaciones para cuidar la piel durante el invierno. En Secretaría de Salud.